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El lucrativo negocio de las prisiones

El lucrativo negocio de las prisiones

La participación de empresas privadas en la gestión de las prisiones es un asunto espinoso. En los últimos años, ha habido un intenso debate respecto a esta posibilidad, cona argumentos a favor y en contra.

Por un lado, los defensores de la colaboración público-privada defienden que aporta eficiencia y mejora la gestión y la experiencia de los reclusos. Se basan en que las empresas privadas suelen tener estructuras más ágiles y flexibles, lo que puede conducir a una gestión más eficiente de los recursos y una implementación más rápida de programas de rehabilitación.

Además, consideran que su experiencia en otros sectores aporta conocimientos y enfoques innovadores para abordar los desafíos de la gestión penitenciaria, como el despliegue de tecnologías avanzadas, entre las que podríamos hablar de la inteligencia artificial (IA) y el análisis de datos, contribuyendo a mejorar la seguridad y la supervisión de las instalaciones.

En el lado opuesto, quienes abogan por mantener el control de las prisiones en manos del sector público argumentan que la política penitenciaria ha de guiarse por principios de equidad, respeto a los derechos humanos y un enfoque basado en la rehabilitación y la prevención del delito, por el que el ánimo de lucro podría distorsionar estos principios.

Asimismo, suelen señalar que la privatización de prisiones ha sido objeto de críticas por casos de abusos, falta de transparencia y conflictos de intereres. Y también opinan que la búsqueda de beneficios económicos podría conducir a una menor calidad de los servicios y un enfoque centrado en el castigo en lugar de la rehabilitación, así como un aumento de la reincidencia y la prolongación de las condenas.

Sin embargo, las oportunidades que brinda la era digital abren la puerta a la participación de la empresa privada de una manera menos intrusiva que en los casos en los que la gestión de las prisiones se cede directamente a las compañías.

Por ejemplo, El Confidencial ya hablaba hace algunos años de que las cárceles chinas son supervisadas por cámaras inteligentes que aprovechan las capacidades de la IA para predecir las intenciones de los presos rastreando sus movimientos, con el objetivo de evitar posibles intentos de fuga.

Algo así podría dar entrada a empresas en el día a día de las prisiones, sin que ello suponga un traspaso de su gestión a la iniciativa privada. Por ejemplo, la Generalitat de Cataluña ha adjudicado a Inetum el desarrollo de un sistema basado en la IA para tratar de predecir y anticiparse a posibles incidentes en el Centro Penitenciario Masía Enric, según informaba DiariMés.

Su sistema identificará las caras y vigilará los movimientos de los internos con perfil de riesgo de huida en zonas críticas del perímetro de seguridad de la cárcel. También servirá para como evaluar qué reclusos podrían introducir sustancias u objetos prohibidos en la prisión y para analizar expresiones no verbales, actitudes o comportamientos que pudieran dar indicios de una conducta ilícita a la finalización de una comunicación personal.

En EMPRENDEDORES ya hemos hablado de Neural Labs, una empresa española que desarrolla soluciones de IA que transforman las cámaras de vigilancia en ‘ojos’ capaces de monitorizar accesos y el tráfico, pero que también se pueden utilizar para controlar la criminalidad.

La obsesión por el control de las autoridades chinas también ha llevado a probar el uso de pulseras de rastreo para geolocalizar y monitorizar la frecuencia cardíaca de los presos. Y también se están utilizando robots detectores de drogas, tal y como recoge ABC.

En Finlandia también se está utilizando la tecnología en las prisiones, pero con el fin de mejorar la vida de los reclusos, como indica el diario. A través del proyecto ‘Smart Prison’, se proporciona a los reos móviles especialmente diseñados para integrar servicios digitales psicológicos, educativos y sanitarios.

La tecnología también puede servir para preparar al preso ante su salida a la calle. Los presos pueden perder el contacto con la vida fuera de las prisiones en aquellos casos en los que pasan mucho tiempo entre rejas, por lo que no son capaces de adaptarse cuando quedan libres.

Las posibilidades que ofrecen tecnologías como la IA, la realidad virtual o la realidad aumentada y el metaverso podrían prevenir esta situación, ayudando al recluso a practicar situaciones de la vida real, como una entrevista de trabajo, por ejemplo.

Por otro lado, en los países en los que se permite la gestión directa de las prisiones por parte de empresas privadas, como en Estados Unidos, se trata de un sector con ingresos millonarios. Según se apunta en ABC, esta industria tiene un negocio potencial de 74.000 millones de dólares.

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