Los presidentes de EE UU, México y Canadá han clausurado la Cumbre de Líderes de América del Norte con una agenda de compromisos que, sobre el papel, persigue fortalecer la alianza comercial entre los tres países y aumentar el peso específico del bloque en el mercado global, especialmente frente a China. La cita, que se celebró en Ciudad de México, tenía sin embargo otros hilos conductores que determinan a diario los equilibrios de la región, empezando por la gestión de la inmigración y la lucha contra el narcotráfico, con especial énfasis en el fentanilo que llega desde México: es un opiáceo sintético causante de decenas de miles de muertes en EE UU. El balance general de la cumbre dejó algunas buenas noticias reseñables y demasiadas asignaturas pendientes.