La cuesta de enero no sólo es empinada por motivos económicos: también hay que volver a la normalidad con la comida y la bebida después de unas semanitas de despendole. Como ponerte a dieta es siempre una mala idea y castigarte el cuerpo con platos insulsos no te lleva a ninguna parte, parece más inteligente retomar el camino de la bondad con alegría.